miércoles, 21 de septiembre de 2011

Para los que roncan y no estornudan.

Hoy era un día azulado, con pequeñeos destellos luminosos que
deleitaban nuestra cara.
Ya el crepusculo dio paso a una noche gris; allá afuera llueve
y mi teclado chilla
y yo la siento tan lejana, tan perdida del mundo
que qué importa escribir sobre ella si eso no la trae aquí, conmigo
porque por muy fea que sea la noche, algo lindo tiene dentro de ella
y es que Ella suele pasearse por las calles, complaciendo la tosca mirada
de muchos y dejando estupefacta a la luna, que, como toda envidiosa,
trata de sacar lo mejor de sí para que nosotros la dejemos de mirar a
Ella y volvamos nuestros ojos al astro;
TAN LEJANA, tan perdida... pero eso basta: tu y yo, en
la misma noche, mirando la misma luna.

D.C

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